

De forma muy extraña, la vida cambia por completo cuando su empresa dedicada a patear el trasero del trabajador en diversas empresas que escudadas en la crisis se desecha de la gente brindándoles un falso discurso motivador, en fin, el personaje de Cloney intentará modernizar un poco su estilo ya que deciden que los despidos pueden realizarse por medio de un video-chat y así ahorrar los gastos de transportes y viáticos de sus trabajadores, la tecnología utilizada como un medio acortardor de distancias y ahorro de dinero, que moderno.

La película llega a molestar porque la forma de ser feliz de nuestro protagonista es muy respetable, era su estilo de vida y así le gustaba vivirla, la finalidad de cualquier cosa que hacemos es esa creo yo, el ser feliz, si aparte se puede tener dinero, pues que mejor. El problema es cuando una relación de entrada por salida se mezcla con la boda de una hermana, entonces su entorno es manipulado por todos a su alrededor, un hermana que se casa y se divorcia, una pareja inmadura que no tiene dinero pero que quieren casarse aun con todas sus inseguridades y una relación que es de una noche empezando a ocupar un espacio que ahora esta vacio, las emociones alterando como siempre a la razón, todos juzgando su forma de vivir, sin darse cuenta que todos ellos juzgan lo que ellos no han podido lograr, el ser felices.

Bajo todo este discurso en el cual se plantea el bien y el mal, situación muy repetitiva del director, sino vean de nuevo Juno, que te dice “riégala al cabo no hay problema”, pero que en Up in the Air deja un poco más para la apreciación de las cosas según el espectador. Parece que al final todos a su alrededor arruinaron la vida de nuestro protagonista, porque llenaron de su propia frustración a alguien que en verdad era exitoso. Y como dice nuestro personaje... “no somos cisnes, somos tiburones”
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